"La humanidad tiene medios para acabar con la pobreza"
"Feliz y juzgado o bien absuelto y miserable"
“No conocemos ninguna religión que no discrimine ... En ninguna de ellas a la mujer se le ha reconocido su libertad individual”
“Cuando se quiere la democracia, se quiere el feminismo”
"La nación tiene necesidad no sólo de lo que tenemos, sino también de lo que somos"
"Es mejor saber después de haber pensado y discutido que aceptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar"
"Los hombres, aunque han de morir, no nacieron para morir, sino para innovar"
"Es dudoso que se pueda remediar esta lepra que nos mata sin antes suprimir los partidos políticos"
En 1098, cuando los caballeros cruzados estaban a punto de conquistar Jerusalén, nació en Alzey, en una zona montañosa del sudoeste de Alemania famosa por sus vinos, Hildegarda. Fue la décima hija de una familia de la nobleza menor, cuyos padres habían prometido dedicar un diezmo de su prole a la Iglesia, por lo que su destino quedó sellado con su nacimiento. Fue una niña de constitución enfermiza que pasaba mucho tiempo en la cama, lo que no impidió que con tan solo ocho años dejara la casa familiar y pasar a ser tutelada por Jutta, hija del conde Von Sponheim, que había decidido dedicar su vida al Señor. El 1 de noviembre de 1112 Jutta pasó a ocupar un habitáculo anexo al convento en el que fue literalmente enterrada en vida y renunció a todos los placeres mundanos. Debió de ser impresionante ver como tapiaban a una mujer joven que recibía la extremaunción y era amortajada a pesar de estar sana, de hecho vivió veinticuatro años más. Cuando la fama de santidad de Jutta se extendió, se unieron a Hildegarda nuevas pupilas, por lo que tuvieron que construir celdas adicionales, y el monasterio de monjes se convirtió en uno dúplice, donde los monjes ocupaban el edificio principal y las monjas las dependencias anejas que habían crecido a su sombra. Al cumplir los quince años Hildegarda tomó los hábitos y el concento se convirtió en su morada definitiva. La muerte de Jutta en 1136 trajo grandes cambios a la vida de Hildegarda, dado que fue elegida abadesa.
Leer más: LA PERSONALIDAD POLIFACÉTICA DE HILDEGARDA DE BINGEN.
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